jueves, 19 de junio de 2008

La obra dramática de Mohamed Dahrouch

Charifa Dahrouch

Intervención de la Doctoranda Charifa Dahrouch ante el Tribunal de

Doctorado reunido, con motivo de la Lectura Publica de su Tesis Doctoral

en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid el 16/06/2008

“Buenas Tardes,

Elegir un tema para la propia Tesis Doctoral conlleva varias responsabilidades, algunas de ellas en relación con el tema, en sí mismo considerado, y otras veces en relación con quien realiza la Tesis, cuya mayor o menor trascendencia marca y marcará su trayectoria investigadora.

Por eso, pensé durante mucho tiempo sobre qué cuestión trabajar, y tenía pensados varios temas posibles, algunos acerca del teatro, que siempre me ha interesado, como le comenté a la Dra. Mª J. Viguera Molins durante mi primer curso de Doctorado en la UCM, Para entonces, ella había leido la obra teatral al-Šarika de Mohamed Dahrouch, y había comprobado allí la existencia de suficientes materiales literarios para que yo dedicara mi Tesis al estudio de la obra dramática de Mohamed Dahrouch .

Acepté de inmediato, al menos, realizar mi investigación de Doctorado sobre ese autor y sobre esa obra, dándome así un tiempo para comprobar las posibilidades y para sopesar con cuidado, y de manera especial por lo que enseguida ampliaré, los argumentos en contra y a favor de decidirme a elegirlo como objeto de Tesis Doctoral.

Me parecía ser Dahrouch un autor muy representativo de la historia del teatro árabe moderno, y en concreto de la marroquí, reflejando sus circunstancias, sus procesos, sus condicionantes y también sus logros. La cincuentena de obras de Dahrouch, la mayoría creación propia además de algunas adaptaciones y traducciones, su trayectoria y dedicación teatral tan extensa, su tenacidad de pionero, además de otros rasgos como los derivados de la historia del teatro en Tetuán, constituían un considerable motivo a favor.

Pero había también la posibilidad de formular algunas objeciones, y, así, los tres principales argumentos en contra de trabajar sobre este concreto tema, que en principio podrían esgrimirse con más o menos objetividad de criterios, me parecían ser que se trataba de:

1º) un autor que aún vive

2º) poco, o nada, conocido del público español

y 3º) que yo soy su hija

Poco a poco, me fue ganando la convicción de que ninguno de esos tres motivos constituía un impedimento concluyente para no elegir como tema el estudio de la obra dramática de Mohamed Dahrouch, y así establecí varios argumentos a favor de seguir adelante con esta elección, siendo argumentos que me parecieron aún más importantes y decisivos que los contrarios, como son los que contienen las consideraciones siguientes:

El hecho de tratarse de un autor que aún vive, podría dar a priori la impresión de que iba a estudiarse una obra inconclusa, todavía no culminada, susceptible de alcanzar evoluciones internas o externas substanciales que terminen de explicar lo ya alcanzado.

Pero la obra dramática de Mohamed Dahrouch ha cumplido ya sus cimas temporales, expresivas y evolutivas. No podía ser de otra manera.

Una producción intensa y unas actividades teatrales plurifacéticas, durante toda una vida.

El que Mohamed Dahrouch sea poco conocido del público español no deja de resultar algo relativo, y que, precisamente, más que impedimento sería más bien un acicate a estudiarlo en una Tesis Doctoral presentada en una Universidad española, pues se trataría de completar lo aún no realizado en cuanto al conocimiento de la literatura árabe.

Dahrouch es un autor de formación árabe pero además española, y su producción, predominantemente escrita en árabe, se ha expresado también en castellano.

Escribió directamente en español dos obras, tituladas Requiem sin viuda y Petra; tambien su adaptación en árabe de varias obras españolas, como La Malquerida de Jacinto Benavente (con el título de manera significativa retocado de al-Dâr al-kabîra: “La casa grande”), en 1968, y su traducción, durante los años ’70, de varias obras españolas, entre ellas de El pan de todos, de Alfonso Sastre (con el título, literalmente vertido de Jubz al-yamî´a).

Y esto debió darle alguna relación y alguna notoriedad en España, Es decir: que tampoco es aquí un perfecto desconocido.

También es importante, en este punto, considerar que la producción dramática de Mohamed Dahrouch presenta unas interesantes correlaciones con la de dramaturgos europeos de su época, entre los cuales han sido más o menos señalados, y a mí me parecen evidentes, la gama de inquietudes y recursos compartidos, durante una etapa inicial de su producción teatral, con autores españoles que van desde Alejandro Casona (Tineo, Asturias,1903-Madrid, 1965) a Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916).

Es decir, que nuestro tema presenta aspectos que desbordan una mera producción local y, aunque no sea un autor “conocido” en España, no resulta inútil que aquí se le conozca, no sólo porque todo lo interesante debe ser considerado, sino porque también existen en la literatura de Mohamed Dahrouch varios aspectos que afectan a la cultura española en su proyección y en sus relaciones magrebíes.

El hecho de que yo sea su hija no tiene por qué quitarme, ni siquiera disminuirme, la capacidad estudiosa ni la imparcialidad, como tampoco se las han quitado a otros estudiosos conscientes cuando han analizado las obras de sus padres o, en general, de otros allegados, de lo cual todos conocemos excelsos casos: pienso ahora por ejemplo de qué forma, tan críticamente cuidadosa y objetiva, Josefina Rodríguez, que pasó a firmar Josefina Aldecoa, ha analizado la literatura de su marido Ignacio Aldecoa (1925-1969), o, dentro ya de la literatura árabe, quizás el reciente libro de Ninar Esber, Conversations avec Adonis, mon père[1], sea el que me ha dado más ideas y soportes para procurar tanto la proximidad personal, como el necesario y exacto distanciamiento crítico, pues se trata de utilizar lo mejor posible ambos espacios: cerca para saber y lejos para opinar.

Más aún, si yo he manifestado desde el principio esta cautela del ejercicio de las perspectivas estudiosas y de las distancias, y si he sido capaz de mantener toda mi atención y vigilancia para no ceder en mi objetividad investigadora, al respecto, durante esta Tesis, espero haber logrado que ninguna afectividad empañe mis criterios al exponer la producción dramática de Mohamed Dahrouch. Incluso creo que lo verdaderamente dañino para la crítica literaria son las simpatías o las animadversiones encubiertas, no las que se declaran desde el principio, en una declaración de principios como ésta.

Yo realizo mi trabajo y espero ser juzgada por los resultados, no por mi posición familiar previa, de la cual debo declarar que, creo, que sólo he obtenido ventajas informativas, que reúno aquí para conocimiento de todos.

Sobre todos estos argumentos y situaciones traté ampliamente, durante los dos cursos de Doctorado, con varios de los profesores del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, que me ayudaron a aclararlos y precisarlos aún más, y a la vista de su planteamiento razonado me animaron a realizar esta Tesis Doctoral.

Estos recién mencionados estudios míos de Doctorado en la Universidad Complutense, para lograr los 32 créditos correspondientes (durante los Cursos 2004–2005 y 2005-2006), fueron para mí muy importantes, porque complementaron la formación que yo había logrado durante mi Licenciatura, algo más de cuatro lustros atrás (Cursos 1979-80 a 1983-84), en la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdallah de Fez, Marruecos.

mis dos Cursos de Doctorado en la Universidad Complutense culminaron con un Trabajo de Investigación sobre Estudio y traducción de “al-Šarika” de Mohammed Dahrouch[2], en el que pude comenzar a abordar aspectos generales y a reflexionar sobre mi proyecto de esta Tesis Doctoral.

En conjunto, mi formación es básicamente lingüística y literaria árabe, recibida en Fez y en Madrid, ampliada por estancias en México y en Estados Unidos.

Los objetivos de esta Tesis Doctoral son los de estudiar en general la actuación como autor teatral de Mohamed Dahrouch, en sí mismo y en sus contextos, que son además básicamente dos (el árabe-magrebí y el europeo-español), y centrarme de forma especial en tres de sus obras que me parecen más representativas, y que he traducido al español; son: al-Šarika (“La Empresa”), Mawt dubâba (“La muerte de una mosca”), y al-Wâritûna wa-l-dâr (“Los herederos y la casa”).

Las he elegido por ser las tres obras más trascendentales de Dahrouch: pertenecen a su etapa culminante, reflejan bien su trayectoria, temas y formas teatrales más característicos, y las tres han sido representadas y publicadas.

Para llevar esto a cabo, he establecido los siguientes contenidos:

He dedicado una PARTE I al Estudio, tratando sobre la vida y obra del autor, Mohamed Dahrouch, considerando además su época y su relación con la actividad teatral de su entorno cultural.), para enseguida situarlo en la esfera del teatro árabe y del teatro en el Magreb donde su “aventura” literaria, tan pionera, se sitúa y desde donde debe ser contemplado, lo cual no es óbice, desde luego, para observar en él, como asimismo puede observarse en la mayoría de los dramaturgos árabes contemporáneos, una apertura, mayor o menor, a las corrientes teatrales universales, especialmente las europeas.

Presento luego el conjunto de sus obras, con análisis generales, para centrarme a continuación en el análisis de las obras seleccionadas: “La Empresa” (al-Šarika), “La muerte de una mosca” (Mawt dubâba), y “Los herederos y la casa” (al-Wâritûna wa-l-dâr). Sobre cada una de ellas he procurado sintetizar su forma de plantear el tiempo y el espacio, los personajes, la ideología que manifiestan, y los recursos expresivos: luz y color; descripción / diálogos; sonidos y música.

Sigue un apartado con mi versión de Traducción al español de estas tres obras, traducción que he realizado con todo el cuidado posible, consultando pasajes al propio autor, y además atendiendo a los estudios de teorías y prácticas de la traducción en diversas lecturas, y sobre todo en un curso que, oficialmente, he seguido en la Escuela de Traductores de Toledo, a cuyos profesores expreso mi admiración y gratitud.

He colocado a continuación la relación de FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA, como parte II, y respectivamente con informaciones sobre las obras de Mohamed Dahrouch, y con una bibliografía que de alguna manera afecta al tema, y de la cual he utilizado la mayor parte en esta Tesis Doctoral, como cito en las notas a pie de página.

La parte III ofrece varios APÉNDICES: en primer lugar he reunido diversa Documentación, con los documentos que me han parecido más significativos, según la relación que detallo al comienzo de ese mismo apartado, incluyendo diversas descripciones y comentarios.

Y a continuación, en los Apéndices, los textos árabes de las tres obras de Dahrouch que he traducido en esta Tesis Doctoral. No debo dejarlos de incluir, y así lo he hecho, para presentarlos con sus propios lenguajes y estilos, siempre inevitablemente alterados, si no traicionados, en las traducciones, incluso hasta en aquellas en las que se pone más empeño, como es mi caso.

Conste, por lo menos, que he intentado y que he procurado traducir lo mejor posible, pero es una actividad compleja, y con sus condicionamientos especiales cuando se realiza desde el árabe al español, por una arabófona que conoce el español desde su infancia, como es mi caso, pero que nunca lo ha estudiado como idioma de expresión, sobre todo de expresión escrita para realizar un trabajo académico. Esta situación, y sobre todo situaciones equiparables, están bien contempladas por la traductología hispano-árabe[3].

En cuanto a la metodología que he utilizado, ésta no puede ser otra que la propia de la “filología”, en sus aspectos concretos de historia literaria, análisis de textos y algo de literatura comparada, para abordar lo que pueden ser los tres ejes básicos de mi Tesis Doctoral:

1º) la figura concreta de un dramaturgo en el marco de la historia literaria de la segunda mitad del siglo XX;

2º) la descripción analítico-crítica de sus obras, y de manera especial de tres de ellas;

y 3º) sus aportaciones, desde una perspectiva comparativa, y su significación dentro de un sistema de “relaciones” literarias, que más que influencias directas vienen condicionadas por tendencias dramáticas, preferencias e inquietudes, por recursos y técnicas.

Más allá de estos artículos rápidos, generalmente reseñas teatrales, noticias de actividades y entrevistas a este escritor tetuaní conocido, el teatro de Dahrouch ha sido objeto de descripciones y análisis más amplios y más pausados en varios libros y artículos, e incluso en varios Trabajos de Investigación, presentados en la Universidad de Tetuán. Varios de ellos los iré utilizando a lo largo de mi estudio, citándolos en notas a pie de página, y recogiéndolos en la Bibliografía final, además de indicar los más notorios en el apartado “1.1.2. Una dedicación teatral plurifacética que colmó su vida”.

No se trata de un autor desconocido ni inexplorado, pero faltaba un estudio que recogiera todo lo posible sobre él, y aportara nuevas perspectivas, y así he procurado realizarlo en esta Tesis.

Ya indiqué el interés de la perspectiva comparativa entre teatro árabe y teatro español, en el marco de la literatura marroquí de expresión en castellano. No estoy diciendo, porque no es así, que Mohamed Dahrouch sea un autor característico de esta aculturación o de esta escritura bilingüe, sino que ha traducido obras españolas al árabe, ¡y sobre todo las ha leído, gustado, asimilado!

En cuanto a las conclusiones, con que me parece que puedo terminar mis recorridos por la obra dramática de Mohamed Dahrouch, debo manifestar que:

1º: en primer lugar, la producción dramática, y el conjunto de las actividades teatrales de Mohamed Dahrouch, resultan muy significativas en la compleja y relativamente exigua en años que es la historia del teatro árabe, en general, y en concreto en Marruecos y aquí, de forma precisa, en el Norte de Marruecos, y en su ciudad de Tetuán, en relación con la cual se le reconoce a nuestro autor su condición de “fundador”.

2º: es interesante poder deducir que los antecedentes teatrales en esta capital del norte marroquí, fundada por moriscos, procederían quizás de tiempos moriscos, desde el siglo XVI, pues éstos desarrollaron alguna actividad teatral mientras estuvieron en la Península Ibérica, hasta principios del siglo XVII, cuando su emigración masiva al Magreb, llevando con ellos sus tradiciones culturales[4]. Pero esta tradición teatral, que debió ser muy restringida, estaba ya apagada cuando Dahrouch y otros de su generación se lanzaron, desde finales de los año 40, a escribir y representar textos teatrales en árabe.

3º: Mohamed Dahrouch es un autor con una notable perspectiva universal, compartiendo corrientes mundiales, presentes en sus obras, y, con sus adaptaciones, conectando diversas áreas teatrales. Arranca de una intensa situación bilingüe y pluricultural, característica de su ciudad de Tetuán, durante sus primeros nueve años de dedicación al teatro (1946-1953), situación que nos explica su dominio de las culturas árabe y española, su inserción desde luego predominante en la primera, que es su espacio natural y de elección, y sobre todo nos aclara el corazón y la razón de sus objetivos y temáticas, además de los elementos universales con los que conectó, en principio a través de su bilingüismo árabe-español, base de sus aperturas realizadas además a través del francés.

4º: Mohamed Dahrouch es un autor con una clara conciencia de sus aportaciones y de su proyección temporal. Situado en el interior de una literatura como es la árabe, donde el teatro posee una historia tan reciente y una proyección no tan generalizada, él ha manifestado durante toda su trayectoria los riesgos que su elección creativa puede determinar en la representación, consideración y perpetuación de su obra.

No sólo deducimos esto de sus propias actuaciones, sino de declaraciones tan explícitas suyas como la que Dahrouch expresa en algunas ocasiones, diciendo que la ha tomado de una declaración de Gabriel García Márquez: “no morimos de vejez, sino de olvido”, y haciéndola suya, con el sentido de una proyección temporal merecida.

5º: Mohamed Dahrouch es un dramaturgo prolífico, como demuestra la relación de su producción teatral, 51, entre obras originales y adaptaciones. Además, ha cultivado varios géneros teatrales, entre los cuales sus piezas de teatro infantil/juvenil tienen una clara visión pedagógica y difusora del Teatro, con mayúsculas, no sólo como texto sino como contexto. Sus actividades teatrales han sido diversas (dirección, actor, crítico... además de autor y realizador), de modo que podemos considerarle un “animal del teatro”.

6º: Sus afanes por la difusión del Teatro le han llevado a utilizar en sus obras, en ocasiones, el dialecto marroquí, en su versión septentrional y concretamente de Tetuán. O de forma más concreta todavía, de situarse en los diversos registros lingüísitcos que convenía a la verosimilitud de cada personaje, como acentuando el conjunto de sus rasgos socioculturales. El mismo Dahrouch ha declarado que al público marroquí le atraen más los diálogos en árabe dialectal[5].

Junto a una intencionalidad de difusión cultural, esto indica también una reivindicación amplia del “teatro para todos”. La problemática del uso literario árabe clásico/árabe dialectal, como sabemos, resulta muy amplia y en ocasiones difícil e intensa. Pero Dahrouch no hace de ello un drama: manifiesta, de forma práctica, su convicción de que la lengua de cultura es al-fushà, y utiliza además toda la gama de recursos lingüísticos dialectales que le parecen útiles.

7º: Mohamed Dahrouch es un autor profundamente ubicado en su tiempo, los años centrales del siglo XX, manteniéndose muy productivo hasta 1986. A lo largo de más de cuarenta años, sus intereses, concepciones, técnicas y estilos han ido evolucionando en cierta medida, por haber seguido tan de cerca los desarrollos del teatro árabe y europeo contemporáneo y por haber podido desarrollar sus propias preferencias, que incluyen una base realista y unos elementos simbólicos, con los que se siente muy a gusto, pero que ha utilizado de manera diversa según la temática elegida para cada obra.

Creo que esto indica un cierto eclecticismo, seguramente inevitable, o explicable por las circunstancias generales del teatro árabe, pero la conexión entre tema y estilo posee en Dahrouch una eficacia muy llamativa, y me parece que valorable positivamente.

8º: Mohamed Dahrouch es un autor profundamente ubicado en su área cultural y en sus acontecimientos históricos. Se trata de un autor muy característico y representativo de las posibilidades y de las dificultades del teatro, dentro de la historia literaria de Marruecos, desde finales de los 40, en adelante.

Y 9º: En Dahrouch, y como ocurre en otros casos, la línea separadora entre “dramaturgo profesional”/“dramaturgo aficionado” se funde, ante la cantidad y calidad de sus obras, y ante la evidente confluencia del resto de sus actividades (Magisterio, Prensa, Radio) hacia el teatro. Su trayectoria posee el interés y los méritos para quedar inscrita en la historia del Teatro.

7. Reconocimientos

Agradezco el esfuerzo y el tiempo que me dedicó mi Directora, la profesora María Jesús Viguera Molins. Y a todos mis profesores, de Tetuán, Fez, Toledo y Madrid, pues he tenido la suerte de encontrar maestros inolvidables.

Deseo expresar mi enorme cariño y gratitud a mi familia, empezando por mi padre, Mohamed Dahrouch, a quien sobre todo debo que me abriera las puertas del saber, con su ejemplo y con su esfuerzo, y a la familia que hemos formado mi esposo y yo, con nuestras hijas: ellos son mi tesoro y mi gran apoyo.

Gracias.”



[1] Ninar Esber, Conversations avec Adonis, mon père, París, De Seuil, 2006.

[2] Este Trabajo de Investigación de Doctorado, presentado en junio de 2006, fue dirigido por la Dra. M.J. Viguera Molins, y calificado de “Sobresaliente”. Esta investigación me facilitó también obtener el Diploma de Estudios Avanzados.

[3] La traducción y la crítica literaria: actas de las jordanas de hispanismo árabe, Madrid, 24-27 de mayo de 1988, ed. e introd. Fernando de Ágreda, Madrid, Agencia española de cooperación internacional, 1990; Fernández Parrilla, Gonzalo y Rosario Montoro Murillo (coords.), El Magreb y Europa: literatura y traducción, por Nieves Paradela Alonso, Rachida Benmasud, Zineb Laouedj, Rosario Montoro Murillo… [et al.], Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1999.

[4] Francisco Ynduraín, Los moriscos y el teatro en Aragón: Auto de la destrucción de Troya y comedia pastoril de Torcuato, Zaragoza, 1986.

[5] Véase en el apéndice de Documentos, ref. documental III. 1.2.1. Azmat al-Masrah al Magribi.