domingo, 15 de marzo de 2009

Polémica en torno a la celebración de un congreso sobre la "memoria histórica común"


Polémica en torno a la celebración

de un congreso sobre la "memoria histórica común"
La celebración de un Congreso sobre la llamada "memoria histórica común" en Tetuán hace unos días ha estado salpicada por una importante polémica sobre sus contenidos, su rigor y sus participantes. Algunos de ellos se han pronunciado con claridad sobre el evento.
5 de marzo de 2009-. El encuentro, organizado por el llamado "Centro para la Memoria Común y el porvenir", que se define como "una asociación que se dedica específicamente a trabajar sobre aquellas cuestiones relacionadas con la memoria común de los marroquíes y las componentes de su entorno geográfico y político en su dimensión política, de derechos humanos y de desarrollo" , se celebró los días 27-28 de Febrero y 1 de marzo de 2009 en la ciudad de Tetuán, sobre el tema “la cuestión de la memoria común entre el análisis jurídico-judicial, y el análisis polico-derechos humanos, la participacion de los Marroquíes en la Guerra Civil como ejemplo”. La iniciativa parece aprovechar el momento histórico en España, tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, que pretende recuperar los restos de muchos fallecidos del bando republicano en la guerra que fueron asesinados y abandonados en fosas, y dignificar su recuerdo. Aunque la polémica también ha acompañado en España la aplicación de dicha ley, pues se aprobó sin el acuerdo de la oposición al gobierno. En la iniciativa judicial para abrir las fosas ha tenido un papel destacado el juez Baltasar Garzón.Algunos participantes marroquíes, como el conocido escritor tetuaní Ahmed Mgara, denunciaron "la desorganización y la desinformación generales" que acompañaron a la celebración del evento y las "ausencias notorias de muchas y muchos nombres de peso" en dicho congreso. Manifiesta igualmente, sobre la intervención de soldados marroquíes en la guerra civil española, que "la participación mora se ha quedado sepultada en un baúl al que tan solo se recurría para resaltar los horrores" y que es necesario "deshacer el mito de que esos marroquíes estuvieron por reclutamiento forzoso,(...) cambiar la imagen de “fascista” del soldado marroquí que participó en la guerra con Franco y la de “comunista” del que participó en el bando republicano, recuperar los cementerios y dignificarlos, verificar hasta qué punto fueron ciertas las versiones que indicaban que muchos participantes marroquíes de la zona rifeña lo hicieron por instrucciones del Jalifa del rey desde Tetuán, (...), constatar hasta que punto puede ser cierto lo de alistar a combatientes que ya poseían experiencia y antecedentes con los cabecillas de algunas cábilas como los participantes en la Batalla de Annual, y censar los fallecidos en los frentes (...)" La polémica sobre los contenidos a tratar en el encuentro se avivó ante la declinación de la invitación hecha por algunos de los hipotéticos participantes, como la historiadora María Rosa de Madariaga o el profesor Bernabé López, que enviaron un comunicado a los organizadores del evento, en el que afirmaban que "en lo que respecta a la Ley de la Memoria Histórica y el auto del juez Garzón, ambos se refieren a las reclamaciones de los familiares de las víctimas de la guerra civil y de la represión franquista, a las que se trata de localizar y posteriormente identificar, entendiendo por víctimas a las personas que fueron asesinadas y arrojadas a fosas comunes, y no a los soldados, ya fueran españoles o marroquíes, que murieron en el frente en acción de guerra. Por ello, ni la Ley de la Memoria Histórica ni el auto del juez Garzón se aplican a los marroquíes, que eran soldados muertos en el campo de batalla, pero no asesinados. (...)", y que "para avanzar cifras sobre el número de marroquíes que participaron en la guerra civil , hay que basarse en fuentes fiables y contrastarlas. Los historiadores que hasta ahora han tratado el tema sobre la base de investigaciones serias, sitúan la cifra en torno a los 80.000 más o menos". También discutían en dicho comunicado la participación de menores en el conflicto armado, manifestando que " para afirmar que unos 9.000 de los marroquíes reclutados eran menores de 12 años, hay que basarse en fuentes fiables y no en lo que se cuenta de oídas. En ningún documento de archivo aparece ese dato. Pudieron darse algunos casos de jóvenes reclutas que, para poder alistarse, declararon ellos o sus familias ser mayores de lo que en realidad eran (declarar, por ejemplo, tener dieciocho años y no tener más de dieciséis), pero de ahí a dar por buena la información de 9.000 reclutas menores de 12 años hay mucha diferencia". Por último, insisten en que " hay que tener cuidado con no reunir datos o informaciones únicamente sobre la base de testimonios orales. Las entrevistas sobre el terreno pueden ser interesantes y útiles en cuanto a elementos subjetivos (lo que pensaban o sentían los soldados de aquella guerra, etc.), pero, para los datos objetivos, la memoria puede jugarnos muy malas pasadas, sobre todo cuando esa memoria es en general de "segunda mano" porque los protagonistas ya se han muerto y son los hijos o los nietos los que cuentan las cosas. Lo que se conoce como "historia oral" puede ser un elemento importante para reconstruir el pasado, pero los datos tienen que ser contrastados con fuentes de archivo. No son fiables si carecen de base documental en que apoyarse".En lo que respecta a violaciones de los derechos humanos en la zona jalifiana durante la era franquista, manifestan que "sin duda las hubo lo mismo que las hubo en España. Esa zona estaba sometida a un régimen colonial y, además, militar. Hay que decir que eran los caídes, en general fieles servidores de la autoridad militar, los encargados de los reclutamientos masivos en sus cabilas y de mantener firmemente controlados a los cabileños.(...) En cuanto a los musulmanes de la zona, que eran, naturalmente, la mayoría de la población, éstos se libraron, por orden de la autoridad militar, de la represión franquista. Franco que estaba entonces reclutando a miles de marroquíes para su ejército tenía particular interés en ser considerado como el "amigo del Islam" ".Como conclusión, afirman en el comunicado que "no sólo no debemos ignorar nuestra historia común, sino que, por el contrario, debemos conocerla mejor y asumirla sin prejuicios. Pero ello debe hacerse sobre la base de investigaciones científicas sólidamente fundamentadas en fuentes fiables, y no de elucubraciones o informaciones fantasiosas carentes de todo rigor histórico. En este orden de ideas, hay que evitar la instrumentalización de la historia que lleva a tergiversarla o incluso reinventarla, con el objeto de acomodarla, según convenga, a intereses ajenos a la verdad histórica", y terminan por afirmar que "creemos que antes de proceder a organizar congresos o seminarios como el propuesto, sería conveniente efectuar investigaciones de primera mano en los archivos españoles(...)"A tenor de los resultados, parece que este primer evento se ha saldado con el desencuentro. La moraleja que del mismo se pudiera extraer es que hay que trabajar mucho más en investigación y fiabilidad antes de plantear responsabilidades de uno u otro tipo. Por otra parte, resulta dudoso, visto el planteamiento precipitado del encuentro, que con sus conclusiones fuera a contribuir al entendimiento hispano-marroquí, que necesita, precisamente, de reflexión y sentido de la responsabilidad.